¿Sabías que… …el nivel de vida de un artesano romano del siglo I era superior al de un obrero inglés del XIX? … James Watt ideó su máquina de vapor tras observar cómo se levantaba la tapa de su tetera cuando el té estaba muy caliente? …cuando el primer barco de vapor se aproximaba a Irlanda, se envió ayuda desde el puerto porque sus responsables creyeron que se trataba de un velero incendiado? …buena parte de los obreros de la primera Revolución Industrial británica eran niños procedentes de orfanatos y hospicios o de las mismas calles? …la primera reacción de los obreros ingleses hacia las máquinas fue destruirlas porque creían que les robaban el trabajo? …el ferrocarril no empezó a construirse en Gran Bretaña porque fuera necesario como medio de transporte a gran escala, sino porque existía un gran volumen de capitales que no encontraban destino rentable? …dentro de la caja de humos de la locomotora de vapor más grande jamás construida, la llamada Big Boy, cabía un hombre de pie y su consumo superaba las cinco toneladas de carbón por hora? …aunque fue el coronel Edwin L. Drake quien perforó el primer pozo petrolero del mundo en 1859 en Estados Unidos, esta sustancia se conocía desde la Antigüedad e incluso se hace referencia a ella en la Biblia? …el 1 de mayo se convirtió en la fiesta del trabajo desde 1889 para conmemorar a los llamados mártires de Chicago, obreros anarquistas fusilados en 1886 en los Estados Unidos por su participación en unas jornadas de lucha por la jornada de ocho horas, y que su país es uno de los pocos que no celebra esa fiesta? Comprende en toda su dimensión el concepto Revolución industrial, una de esas expresiones que todos adoptan sin apenas cuestionarla pero que no siempre responde a la realidad a la que da nombre. Opina con fundamento sobre si es más correcto hablar de una Revolución Industrial británica de la que todas las demás no son sino calcos más o menos afortunados o referirse a tantas revoluciones industriales como países desarrollados. ¿O será más atinado hablar, sin más, de desarrollo económico, dejando a la revolución industrial como el primer paso de un camino largo y complejo? Descubre cuándo dio comienzo en realidad la revolución industrial y sigue el proceso a lo largo de sus principales hitos o etapas para acabar descubriendo que, comenzará como dicen algunos, en el lejano siglo XVI o lo hiciera en el XVIII, como sostiene la mayoría, no ha concluido sino que se ha alimentado y se alimenta a sí mismo de manera indefinida. Acompaña al autor en su búsqueda de las raíces profundas de la revolución industrial en los lejanos tiempos de la Era de la Artesanía y observa con él cómo los talleres dejan paso a las fábricas en la Gran Bretaña del siglo XVIII. Descubre cómo la fuerte demanda de tejidos actúa como el motor que pone en marcha el proceso. Embárcate hacia la India y regresa con los barcos cargados de algodón prestos a alimentar la naciente industria textil británica. Indaga, como un verdadero mecánico de la historia, cómo funcionaba el motor de la industrialización. Observa los factores internos que lo aceleran, como la introducción de inventos, el incremento de la inversión y el espíritu emprendedor que abraza la industria despreciando destinos más seguros. Repara en las poderosas fuerzas que lo impulsan desde fuera, como la revolución agrícola que le entregó brazos, alimentos, capitales, mercados y materias primas, la revolución demográfica que nutrió los talleres de obreros mal pagados, el Estado que eliminó los obstáculos jurídicos al capitalismo y protegió de la competencia a la industria naciente o la educación que formó, más adelante, a operarios capaces de manejar máquinas más complejas. Descubre un proceso que fue semejante, pero no idéntico, en todas partes. Acompaña en su andadura a Gran Bretaña, la primera y, por mucho tiempo, la corredora más veloz de una carrera al que el resto de los países, invadidos por sus productos, se vieron forzados a incorporarse. Mira hacia atrás para contemplar a los que enseguida la imitaron, como los Estados Unidos, Bélgica, Alemania o incluso Francia, y, aún más lejos, a los rezagados, como España, Italia, Japón o Rusia. Comprende los trágicos efectos que tuvo para muchos otros estados descolgarse del proceso, y entiende los mecanismos que abrieron la colosal brecha que ha separado durante siglos a los países pobres de los ricos, y aún los separa hoy en día. Asume, más allá de prejuicios y anteojeras ideológicas, que, incluso en los países más avanzados, la revolución industrial fue siempre una moneda con dos caras, un proceso ambivalente, lleno de luces, pero también de sombras. Intérnate en los entresijos sociales de un proceso que tuvo unos claros triunfadores, como la burguesía enriquecida y pronto aupada al poder político, o la nobleza que supo comprender lo inevitable de los cambios y se sumó a ellos con decisión, pero también evidentes y numerosos perdedores, como los campesinos forzados a emigrar a la ciudad o a cruzar el océano en pos de las oportunidades que la tierra les negaba, o los obreros sometidos a jornadas extenuantes a cambio de un salario miserable, o los niños que perdieron su infancia en los pozos de las minas o las galerías de las fábricas. Acompaña al proletariado organizado en su lucha por cambiar las cosas y repartir mejor los frutos del progreso. Y termina el libro reflexionando con el autor sobre la sosteniblidad del crecimiento. Pregúntate con él si soportará el modelo vigente, hijo de la revolución industrial, la incorporación al club del desarrollo de países tan densamente poblados como China, la India o Brasil. Especula acerca de las posibilidades de que se agoten los recursos disponibles o sea el medio ambiente el que entre en un proceso irreversible de deterioro. Comprende que, en el fondo, todas estas preguntas tienen sentido hoy en día, y no podemos dejar de planteárnoslas, porque en una pequeña isla de Europa occidental dio comienzo a finales del siglo XVIII algo llamado revolución industrial

Presenta a la Revolución Industrial como un proceso no sólo económico, sino global, en el que interactúan factores técnicos, económicos, sociales, políticos y espirituales. Da prioridad a los procesos sobre los hechos explicando la Revolución Industrail como un cambio decisivo que sirve de bisagra entre dos mundos: el heredado del Neolítico y el del presente. Permite que el lector pueda comprender el mundo actual a partir del conocimiento del pasado. Su autor es un historiador de reconocido prestigio, responsable de otros títulos de la colección. Prólogo, por José Luis Ibáñez Salas 1.- Un concepto escurridizo A pesar de su aparente sencillez y su extrema popularidad, tras la expresión se oculta un concepto complejo y discutido. Revolución Industrial, revoluciones industriales y crecimiento económico nombran tres aproximaciones distintas a un fenómeno que quedará definido al concluir el capítulo como punto de partida para su estudio posterior. 2.- Una cronología polémica No menos discutida es la cronología de la revolución industrial. Para algunos, el proceso comienza en el siglo XVIII y alcanza su cenit en el XIX. Para otros, es necesario remontarse al siglo XVII, e incluso al XVI. Hay quien sostiene que no hay ya revolución industrial tras las dos guerras mundiales, pero no falta quien habla de dos, tres o incluso cuatro revoluciones, haciendo de ellas el mecanismo de desarrollo propio de la economía capitalista moderna. 3.- Unas raíces profundas Más allá de la polémica, el libro tratará de explicar aquello en lo que la mayoría está de acuerdo. Las raíces del proceso, por ejemplo, sin duda son anteriores al siglo XIX, pues el capital que financió la industrialización hubo de acumularse mucho antes. El comercio colonial proporcionó, a lo largo de la Edad Moderna, el dinero que alimentará la industria a partir del siglo XVIII. 4.- Una máquina en marcha. Pero ¿cómo funcionaba la maquinaria de la revolución industrial? Su arranque no tuvo una sola causa, sino muchas. Entre ellas existen tres que le son connaturales y actúan desde el proceso mismo, como son los inventos, el capital y el espíritu de empresa, que se analizan en este capítulo con rigor y brevedad. 5.-Unos imprescindibles lubricantes Pero la maquinaria de la industrialización arranca en un contexto concreto y favorable sin cuya intervención se habría detenido enseguida. Los factores determinantes en ese contexto son cuatro: el desarrollo de la agricultura, el crecimiento de la población, la acción protectora del Estado y la creciente formación de los obreros. Con el análisis de estos factores quedará explicado el proceso industrializador. 6.-Una meta, muchos caminos Sin embargo, los siete factores analizados presentan matices y diferencias según los lugares que permiten definir modelos distintos de industrialización. Gran Bretaña como primer país industrial, y las naciones pioneras, rezagadas y descolgadas del proceso serán objeto de estudio en este capítulo, que permitirá al lector adquirir una idea bastante ajustada y completa de la revolución industrial en la práctica en todo el mundo. 7.-Una moneda con dos caras Pero la revolución industrial no es sólo un proceso económico. Su importancia deriva, precisamente, de las transformaciones sociales que produjo. De su mano, la sociedad tradicional se desmoronó y dejó paso a la moderna sociedad de clases. La desigualdad persistió, pero su naturaleza cambió. Ya no sería la sangre, sino la riqueza el factor decisivo que separaría a ganadores y perdedores. Burguesía, proletariado y clases medias, campesinos y artesanos se vieron afectados de muy diversos modos por la revolución industrial. 8.-Un motor que cambia de marcha La revolución industrial no se detuvo a mediados del siglo XIX. Su gran poder transformador deriva, entre otras cosas, de su propia capacidad para renovarse continuamente. Al carbón le sucedieron el petróleo y la electricidad, y a estos la energía nuclear. El textil se vio desbancado por el ferrocarril, y este por la industria petroquímica. Tras la Segunda Guerra Mundial, la introducción del plástico revolucionó de nuevo los procesos de fabricación. En el presente, la informática y las telecomunicaciones protagonizan un nuevo y decisivo cambio que empieza a dibujar un mundo muy distinto al que conocíamos. ¿Se detendrá alguna vez el proceso? 9.- ¿Un crecimiento sostenible? Tal es la pregunta que no sólo como historiadores, sino también como personas, debemos plantearnos: ¿es sostenible un crecimiento basado en los patrones definidos por la revolución industrial hace más de dos siglos? De la respuesta a esta cuestión depende nuestro futuro, de modo que entender lo que pasa y sus raíces deviene imprescindible para cualquier persona inquieta y preocupada por conocer le mundo en el que vive.

A BRIEF HISTORY OF THE INDUSTRIAL REVOLUTION SYNOPSIS Learn about the decisive change that made possible the world as we know it. The brilliant inventions and innovations; the movement from small workshops to the big factories; the lights and shadows of progress which marked the definitive separation of poor countries from rich ones. Learn the history of the greatest transformation experienced by a human society since the discovery of agriculture, the revolution that made possible the world as we know it, the advantages and disadvantages of progress by which many human beings had to pay a terrible price of suffering and exclusion. Look at the roots of the artisan era and see how the workshops of this period eventually turned into factories in Great Britain in the 18th century. Go on board an travel to India and return with the cotton-laden boats prepared to feed the incipient British textile industry. Delve into the social ins and outs of a process that was successful for the nobility or the bourgeoisie, but was not successful for the farmers or peasants forced to emigrate to the city or to cross the ocean looking for the opportunities that their native lands had denied them. This is the story of workers toiling away in exchange for a miserable salary, or children who lost his childhood in the shafts of mines or on the floors of factories. Join the proletarians as they organize their fight to change things so as to share in the fruits of progress in a fair way.

SALES PITCH The work presents the Industrial Revolution as a global econommic process in which technical, economic, social, political and spiritual factors interact. Priority is given to the facts that explain the Industrial Revolution as a turning point between two worlds: the one inherited from the Neolithic Age and the present one. It allows the reader to understand today's world from the knowledge of the past. The author is a prestigious historian, writer of other titles of the collection.

Nadie duda que las guerras o los enfrentamientos cambian el curso de la historia, pero no es menos importante, para nuestra historia reciente, el impacto que tuvo la Revolución Industrial tanto en la economía como en la política o la estrategia militar de las naciones. Breve Historia de la Revolución Industrial nos presentará este complejo e imparable proceso humano en el que se combinan varias revoluciones como la revolución agrícola o la revolución demográfica y que contó con la colaboración de las teorías científicas en las que se sustentaban los nuevos inventos, las universidades que empezaron a producir trabajadores cada vez más cualificados y, sobre todo, de los gobiernos que, hasta las primeras revoluciones sociales, eliminaron todas las barreras con las que el progreso se iba encontrando, aunque estas barreras estuvieran hechas de seres humanos. Es fundamental, a la hora de abordar este heterogéneo y dilatado proceso, la intención didáctica que Luis E. Íñigo mantiene constantemente a lo largo de la obra, así podemos introducirnos sin problema en los distintos debates que existen sobre la revolución industrial. ¿Puede hablarse de una Revolución Industrial que se inicia en Inglaterra y a la que se van sumando, con más o menos éxito, los demás países o deberíamos hablar de un desarrollo económico a escala mundial? ¿Comienza la Revolución Industrial en el S. XVIII o debemos remontarnos al S. XVI para encontrar la génesis del proceso? Estas cuestiones son las que aborda la obra describiendo el proceso que lleva a las economías mundiales de estar basadas en la agricultura y los talleres a estar basadas en la industria y la tecnología, proceso que tuvo como consecuencia que ciertas clases –burguesía y nobleza- y ciertos países –Inglaterra, Alemania, Estados Unidos, o Francia- establecieran diferencias con las demás clases y naciones que aún se mantienen. Además el autor no elude los temas espinosos derivados de la industrialización como los damnificados por el progreso –agricultores y obreros- o como la cuestión de la sostenibilidad del mismo a día de hoy, con la incorporación a la producción en masa de gigantes demográficos como China, la India o Brasil. Desde los talleres artesanales al debate contemporáneo sobre la sostenibilidad del modelo de producción y consumo de bienes, la Revolución Industrial es un proceso imparable que tiene como epígono la Revolución Informática. El conocimiento de la Revolución Industrial nos ayudará a conocer mejor el mundo en el que debemos vivir. Luis Íñigo Fernández nació en Guadalajara en 1966. Licenciado y doctor en historia, ha dedicado más de quince años a la enseñanza de esta hermosa disciplina a los adolescentes, sin descuidar al mismo tiempo su creciente interés por la investigación. Fruto de este último han sido numerosos artículos sobre la Segunda República española, así como los libros Melquíades Álvarez: un liberal en la Segunda República (2000), La derecha liberal en la Segunda República española, (2000), España. Historia de una Nación inacabada, (2005), La Historia de Occidente contada con sencillez, (2008), y las monografías Breve Historia de España, I y II, Breve Historia de la Alquimia, Breve Historia de la II República española y Breve Historia del Mundo, publicadas en esta misma colección.

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